Thursday, November 30, 2006

Impresiones de Antioquia I - Más preguntas


Impresiones de Antioquia I

Más preguntas

_____________20 de enero por Marcelo Meza

¿Cómo hago ahora en Buenos Aires?

Todo me duele. Sólo quiero estar con Anaelsy Y con Rodrigo y sus ocurrencias. Con las chicas: Anita “La maga”, Laurita y Clara. Con Jorge (El cacorro: pajarito de Antioquia que te pica acá y te hace ticticitctictic) Las curvas a punto de vómito. Las montañas tan majestuosas. Las arepas y el Guandolo. El paisaje espectacular. Quiero ver la sonrisa en los ojos. Acá no la veo. O la veo poco. No soy yo. Les juro que no soy yo.

Mucho de esta experiencia me ha servido para valorar lo importante.

La entrega del Paisa es grande y eso que sólo llegamos al plano de la amistad. ¿Y el amor? Supongo, y creo no equivocarme, que en ese terreno las viejas han de ser tanto o más apasionadas.

Lo cierto es que el respeto, la amabilidad y la sensibilidad son atributos de ustedes que en mi querido país y mi provincia de Bs. As. están lastimados y hasta vencidos. Es triste pero tenemos miedo en los ojos. Miedo al engaño, a que nos lastimen. Miedo a que no nos quieran y miedo a la libertad. Miedo a lo nuevo, miedo a lo viejo.
Miedo ala demasiada alegría y al riesgo de patear todos los tableros o al menos uno.
No idealizo al Paisa, algunas miserias ha de tener como todo pueblo, sólo digo lo que veo y lo que siento.

Un alma, un cuerpo que se entrega, que da lo mejor de sí mismo ha de estar preparado para cualquier lucha. A nuestro pueblo nos quedó la tristeza. Una tristeza infinita, inacabable. Siempre y ante cualquier circunstancia pensamos que nos van a joder. Perdimos la confianza en el valor de la palabra dada. Es que nos maltrataron mucho. Heridas abiertas hay.

Me temo que estos pensamientos pueden ser fruto de divagaciones al servicio de la melancolía. Cara a un destino muerto de sentidos opacados.
Yo quisiera mostrarles a mis Argentinos todo lo que los Paisas me hicieron en el alma. Pero no tienen tiempo. Duele la alegría, por eso, harto dicho está, que la tristeza no es triste, es un sinónimo de comodidad aunque no de confort.

¿A que estar riendo como un tonto? ¿Todo el día?
No lo sé.
Quizás “es la vida que nos besa en la boca”, como dice el Nano.

Me siento agobiado por este verano gris y feliz de tanta primavera antioqueña.

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Marcelo Meza - derechos reservados © 2006

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