Thursday, November 30, 2006

Impresiones de Antioquia III - ósculo santo



IMPRESIONES DE ANTIOQUIA III

“Ósculo santo”
(Costumbres Paisas o que?)

___________________________Por Marcelo Meza

Lo primero que vi y me impresionó sobremanera fue cuando dos amigos, ella y él, se besaban al despedirse. Se besaban en la boca, digo bien: en la boca. ¡Que lindo!
Dije, con lo que me gusta la amistad. Previamente me había asegurado que estos semi tórtolos fueran amigos realmente.

Alguien me dijo: “Es una costumbre Paisa”. ¡Zas! ¡Que bueno! (Jorge me corregiría más tarde:
- “Que bueno” no, Marcelo, en todo caso será: “mejor” -. Lo que es juntarse con un poeta, ¿eh?)

Seguí observando. Investigué minuciosamente. Porque la vaina esa (¿qué tal?) de la costumbre Paisa no terminaba ahí. Parece que esto del beso sucede luego de regalar algo. El pelao le regala algo y la sardina: ¡Chuic!, le estampa un beso. En la boca, pues.
Más tarde me incliné a regalar, como es mi costumbre, pequeñas dotaciones de chivas hasta el techo de regalos, los negocios del centro quedaron vacíos, oasis* colmados de ilusiones... (ya me fui...) Todo, todo envuelto para regalo con cinta y moño. Toneles de aguardiente a granel. En fin. Nada de nada. Ni un pico. Nada. Pensé que se debía a mi imagen un poco fuera de forma. Eso duró hasta que llegué a la plaza Botero. Ahí, no sé de donde, junté la fuerza de todos los gordos del mundo y entre a regalar, no con la intención de recibir un beso de cada viejota, no. Con uno o dos besicos alcanzaba para comprobar el espíritu montañés Antioquiano. Por un momento pensé que se debía a la piel. Mi color blanco teta. Una cara ‘e gringo que mata y para colmo en una playa de Coveñas... Marta me diría que a los gorditos solo los quieren las mamás... Me hice las trencitas en el Calao, empezando por el costao y ¡terminado por el costao! ¿A ustedes les parece? ¿Se habrán dado cuenta que me estoy quedando calvo? (sic)

Llegué a la conclusión que es porque soy argentino. Entonces las viejas no aplican el ósculo santo a los turistas, ya entendí.

Un día descubro a fulana que lo besa a un mengano machado(1) hasta los tuétanos. ¡Ave María, pues! ¡Plasff! semejante beso que le roba a la sardina, bueno, que ella se deja robar, ‘jue puta , pues, o no?

Ahí saqué toda mi bravura, facón en mano, poncho en el otro y le convidé un mate y un “avioncito”. Bueno, miles de avioncitos, setenta canciones, dos mil poesías, me fui a tomar clases a la compañía de Laurita, traté de imitar a la mosca, al camello y a la jirafa Fajira. Me tatué “panela soy, o que?”. Nada. ¡Me pelié con toda la familia pero me compré un órgano tubular y lo puse en el cuarto de Clarita.(sic)

Me trataron de loco. La universidad de Antioquia y el servicio de toxicología analizaron el agua del mate para verificar si no estaba contaminada o había sido reemplazada por aguardientíca. Al fin me largaron. Con tal de que no cantáramos en el calabozo el baile de la mosca...Y me regalaron por buen comportamiento una docena de arepas de yuca que estaban deliciosas. Pero el beso no llegó nunca. Con cara de pregunta, mayor a la de Valdez, miré a las montañas de Medellín buscando respuestas y el Ensamble vocal, en el monte Nutivara, me cantó: “el beso de tu boca tentadoooooraa...”

Llegue a Buenos Aires sin besos estruendosos de las Paisas. Pero con la firme convicción que la próxima es la mía. Porque ahora que tengo el Paisaporte, en vez de sellos en la aduana, ¿adivinen lo que les voy a pedir?
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*Oasis: léase también: beso Francés.
1. Machado. Borracho, ebrio.


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Marcelo Meza - Derechos reservados © 2006 - 26 de enero de 2006

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